lunes, 21 de septiembre de 2009

Elipse Urbano

a cargo de Ana Paola A. Torres González

Podemos entender por Hábitat:

1) La manera de habitar y ocupar el espacio y las actividades que se relacionan con él;

2) Todo medio físico modificado por el hombre y/o los grupos sociales para lograr una mejor satisfacción de sus necesidades, tanto de tipo biológicos como psico-sociales. Además, podemos entenderlo como un espacio que refleja los valores, la cultura y los factores de poder de la sociedad que los genera.

Como colectivo nos encontramos conscientes que al ser el hábitat un espacio que refleja todo ésto implica diversas interacciones por parte de la población que lo integra, teniendo como consecuencias la necesidad de coordinación y organización ante las problemáticas y transformaciones que se van generando a lo largo del tiempo

El trabajo comunitario urbano en el Centro Histórico de la Ciudad de México se plantea como la necesidad de reconocer los diversos contextos históricos, sociales territoriales, económicos y culturales de las múltiples poblaciones asentadas en sus distintos “barrios”. Por ello, resulta importante comprender las formas de apropiación de la realidad de éstas (vivienda, familia, trabajo, memoria histórica, acciones culturales, relaciones de convivencia, formas de vida) para generar una dinámica de reciprocidad de saberes, es decir, el hábitat en su extensiva palabra.

A partir de aquí, es pertinente la búsqueda de nuevas estrategias para su renovación, siendo fundamental el rol que desempeñan sus habitantes como “modificadores-transformadores”, de su espacio o medio físico, a través de sus obras y actividades y no como meros ocupantes; poniendo de manifiesto una auténtica cultura popular. Con ello nos referimos a: “Lo que hacen los diversos sectores del pueblo a partir de sus interacción directa, como respuesta solidaria a necesidades compartidas” para mejorar su calidad de vida y la satisfacción de sus necesidades.

Por lo tanto, es relevante generar encuentros de diálogo y vinculación comunitaria a través de diversas acciones, entre las cuales están: talleres, encuentros u otras acciones socio-culturales con el fin de identificar las necesidades reales y construir propuestas de participación social que beneficien directamente a la población, y permitan ir tejiendo redes entre los diversos grupos de población (niños, jóvenes, mujeres, adultos y adultos mayores).

Es necesario enfatizar que el trabajo comunitario se gestiona a partir de las distintas poblaciones y voces en los encuentros de diálogo para realizar una planeación de talleres más creativos e interesantes para la población. El objetivo no es imponer la cultura sino entretejer lazos de comunidad y de desarrollo local a partir de acciones socio-culturales de participación conjunta.

Como colectivo nos encontramos conscientes que al ser el hábitat un espacio implica diversas interacciones por parte de la población que lo integra, teniendo como consecuencias la necesidad de coordinación y organización ante las problemáticas y transformaciones que se van generando a lo largo del tiempo

El trabajo comunitario urbano en el Centro Histórico de la Ciudad de México se plantea como la necesidad de reconocer los diversos contextos históricos, sociales territoriales, económicos y culturales de las múltiples poblaciones asentadas en sus distintos “barrios”. Por ello, resulta importante comprender las formas de apropiación de la realidad de éstas (vivienda, familia, trabajo, memoria histórica, acciones culturales, relaciones de convivencia, formas de vida) para generar una dinámica de reciprocidad de saberes, es decir, el hábitat en su extensiva palabra.

A partir de aquí, es pertinente la búsqueda de nuevas estrategias para su renovación, siendo fundamental el rol que desempeñan sus habitantes como “modificadores-transformadores”, de su espacio o medio físico, a través de sus obras y actividades y no como meros ocupantes; poniendo de manifiesto una auténtica cultura popular. Con ello nos referimos a: “Lo que hacen los diversos sectores del pueblo a partir de sus interacción directa, como respuesta solidaria a necesidades compartidas” para mejorar su calidad de vida y la satisfacción de sus necesidades.

Por lo tanto, es relevante generar encuentros de diálogo y vinculación comunitaria a través de diversas acciones, entre las cuales están: talleres, encuentros u otras acciones socio-culturales con el fin de identificar las necesidades reales y construir propuestas de participación social que beneficien directamente a la población, y permitan ir tejiendo redes entre los diversos grupos de población (niños, jóvenes, mujeres, adultos y adultos mayores).

Objetivo general
Promover acciones participativas sociales culturales y artísticas a través de talleres para procurar y propiciar el reconocimiento y fortalecimiento de las relaciones comunitarias y de identidad de barrio; así como buscar reconformar el tejido social de la población.

Objetivos específicos
-Realizar talleres de actividades infantiles lúdicas y de aprendizaje con el fin de reconocer la identidad de barrio.
-Realizar talleres de actividades que manifiesten y promuevan la memoria histórica narrada por la población que ha habitado en el Centro por largo tiempo, como un espacio que vincule y cohesione a ésta.
-Realizar talleres con el fin de reconocer y valorar el espacio comunitario.
-Realizar talleres con actividades artístico-creativas y de reciclaje para convivir con el espacio público.

A través de los resultados de los talleres se generará una evaluación del impacto producido por los mismos; así como la detección de algunas necesidades de la población.